Tres años hace de que me subí a la bici. He tenido mis buenas caídas, donde los raspones nos son físicos solamente, sino que te sangran hasta en la dignidad. He sufrido los ascensos a vuelta de cadena y he gozado como nadie el viento fuerte al dejar que la gravedad guíe mis ruedas; debo confesar que he cerrado los ojos y he pensado que no puede haber mayor libertad que esa, sentirse volar y con la emoción de que no habrá nada que pueda detenerte; una vez que logras el equilibrio, te vuelves la reina del mundo, o de la calle, o de tu vida, da igual, la idea es la misma.
Hoy hice una mención al abrazar mi bicicleta: 'Ésta es la relación más saludable que he tenido en mi vida'. Para más de alguno podría resultar patético, pero para mí es hermoso. Es el contacto conmigo, con mis alegrías, es confrontar mis miedos, aclarar mis ideas. Me cuida, me sana y me enseña que cada día puedo tomar caminos distintos (o iguales) pero que siempre será mi fuerza la que me lleve al final. Es la que sigue aquí y que continuará hasta mucho después de que mis piernas se queden sin fuerza.
Sería genial que todos tuvieran un Balam (así se llama mi bici) que los hiciera salir sonrientes de casa, aún cuando el sol esté en su cenit y con 49ºC.
Sé que vivimos en un mundo de avanzada, pero la tecnología nos rebasa y nos olvidamos de lo realmente valioso. La grava en los zapatos dejó de evocarnos la tierra que pisamos, se ha vuelto una molestia que nos recuerda el pavimento que nos falta. Pocos se toman el tiempo de sentarse a la sombra a leer un libro, de conversar con un extraño en el autobús, de hacer la fila de las tortillas sin mirar el 'smartphone' (o simplemente hacer una fila). Lo normal es ir en tu coche, con aire acondicionado para ignorar la ciudad en la elegiste vivir, con la emoción de presionar el acelerador, aunque tengas que frenar cada 300 mts. No es la única alternativa, no.
No se puede comparar la bicicleta con libros, pero para mi, puede aplicarse la analogía. Creo que te vuelve empático, te invita a aprender, a crecer, a vencer obstáculos, a respetar a otros (se que esto es muy ambiguo) y sobre todo a la naturaleza, a-amar y valorar lo que existe, lo que tienes, por que comienzas a observar, a notar todo aquello que el parabrisas no te permitía percibir. Tu cuerpo te enseña a pensar con todos los sentidos. No entiendo por qué tanta gente se niega fervientemente a estas experiencias.
Tres años hace de que inició la transformación y me alegro. Como en todo cambio, no se puede volver atrás. Lo que he ganado me recuerda que lo que se fue, nada es y que la vuelta constante de estas ruedas me seguirá llevando a un destino que desconozco, pero que estoy deseosa de descubrir y disfrutar.
Felicidades MXLiBiCi por estos años de trabajo y entrega, pero sobre todo gracias, por toda la gente linda que has traído a mi vida y por las nuevas visiones de esta ciudad, que atrapó al sol pero que apenas comienza a ver la luz.
Y ya me voy que aún no preparo el equipaje.
Este será el nuevo espacio, ya no más eihuevo, pero no borraré el antiguo blog. Le falta aún el diseño, ya tendré tiempo de ponerlo guapo. A la vuelta.
No coman tierrita, aunque parezca imposible, con toda la contaminación. ;)
pd. Felicidades Reyna, por tu graduación, seguirán los éxitos. Te quiero mucho. :)
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